El Departamento de Vehículos Motorizados (DMV) no es sólo un obstáculo burocrático; es un importante intermediario de datos que silenciosamente genera millones vendiendo su información personal. Detrás de las largas colas y el papeleo se esconde un sistema en el que su nombre, dirección, historial de conducción e incluso su fotografía se tratan como mercancías. Esto no es una teoría de la conspiración: es una realidad documentada en docenas de estados de EE. UU.
El vacío legal
La capacidad del DMV para vender datos se deriva de la Ley de Protección de la Privacidad del Conductor (DPPA) de 1994. Si bien tiene como objetivo proteger la información del conductor, la ley incluye una cláusula de “uso permitido” que se ha ampliado para permitir que casi cualquier empresa compre estos datos. Esta laguna jurídica permite la venta de sus registros a una amplia gama de compradores, incluidos especialistas en marketing, compañías de seguros, investigadores privados e incluso redes de robo de identidad.
Esto es importante porque usted nunca optó por este acuerdo. El DMV recopila estos datos con el pretexto de seguridad pública y cumplimiento legal, pero luego los monetiza sin su consentimiento o compensación. La práctica pone de relieve una tensión fundamental entre la supervisión gubernamental y la privacidad de los datos en la era digital.
Cómo se utilizan sus datos
Las implicaciones son de gran alcance:
- Compañías de seguros: Utilizan datos del historial de conducción para calcular las primas, lo que a menudo genera tarifas más altas para los conductores con antecedentes de accidentes o infracciones.
- Investigadores privados: Acceda a registros para localizar personas, realizar un seguimiento de sus hábitos y verificar identidades.
- Comercializadores y empresas de garantía: Utilice datos para dirigirse a los consumidores con argumentos de venta personalizados, algunos de los cuales pueden ser engañosos o predatorios.
- Actividad delictiva: En múltiples casos, las filtraciones de datos han expuesto millones de registros a estafadores y ladrones de identidad, lo que ha resultado en pérdidas financieras para los conductores.
Un investigador privado, Rich Robertson, sostiene que el sistema a veces puede beneficiar a las personas, citando casos en los que el acceso a los registros del DMV exoneró a las personas de cargos penales. Sin embargo, estos casos se ven eclipsados por el uso indebido generalizado y las vulnerabilidades de seguridad.
La escala de la operación
Los números hablan por sí solos:
- California: Generó 282 millones de dólares vendiendo más de 2 mil millones de discos en una década.
- Texas: Vendió datos que terminaron en una base de datos de reconocimiento facial, seguido de una filtración que expuso 27 millones de registros.
- Florida: Ganó 77 millones de dólares en un solo año, solo para sufrir una infracción que provocó pérdidas financieras a miles de personas debido al robo de identidad.
- Luisiana: Experimentó una infracción similar que afectó a todos los conductores del estado.
Estas cifras demuestran que los incentivos financieros para la venta de datos son inmensos, lo que dificulta la reforma legislativa. La práctica es un negocio multimillonario y es poco probable que los estados la abandonen voluntariamente.
Qué puedes hacer (y por qué es limitado)
Actualmente, el paso más efectivo es presentar una solicitud de la Ley de Protección de la Privacidad del Conductor (DPPA) ante el DMV de su estado, exigiendo que bloqueen todas las ventas de datos no requeridos. Sin embargo, este enfoque es inconsistente; algunos estados ignoran dichas solicitudes, mientras que otros las cumplen. Servicios como DeleteMe e Incogni pueden automatizar el proceso, pero su éxito no está garantizado.
El cambio legislativo es la única solución confiable a largo plazo. Los legisladores de Florida están considerando un proyecto de ley para prohibir las ventas de datos del DMV, pero esfuerzos similares han fracasado en otros estados, como Colorado en 2021. Hasta el momento, no existe ningún movimiento generalizado para poner fin a esta práctica en todo el país.
“Casi $490 millones en información personal de floridanos se han vendido sin consentimiento. El estado de Florida no se dedica a vender su información personal. Presenté la HB 357 para asegurarme de que esta práctica termine”. — Representante de la Cámara de Representantes Peggy Gossett-Seidman
En conclusión, las prácticas de monetización de datos del DMV son un claro ejemplo de cómo la información personal se trata como una mercancía en la economía moderna. Sin regulaciones y cumplimiento más estrictos, los datos de los conductores seguirán vendiéndose sin su conocimiento o consentimiento, convirtiendo un servicio público en un centro de ganancias privado.
